En La Serena, un peculiar crimen tuvo lugar en abril de este año. Un joven disfrazado de abuelita irrumpió en un departamento y disparó a una mujer embarazada, aunque por suerte ella resultó ilesa. Este ataque sin sentido ha sido objeto de meses de investigación que han concluido con una revelación impactante: la mujer no era el objetivo deseado del agresor, fue un error.

Según informes del Diario El Día, el intruso era en realidad un sicario contratado para asesinar a una mujer adulta mayor de 73 años, madre del hombre que lo había contratado. El propósito era que el hijo único heredara las propiedades y la fortuna de su madre. Estos detalles se descubrieron gracias a la investigación llevada a cabo por la Fiscalía Regional de Coquimbo y la Sección de Investigaciones Policiales (SIP) de Carabineros.

El sicario entraba al condominio cuando fue sorprendido por el guardia de seguridad. En su intento por escapar, derribó al guardia con un golpe utilizando el bastón que formaba parte de su disfraz. Sin embargo, cometió un error crucial que salvó la vida de la verdadera víctima: se equivocó al ingresar al departamento contiguo.

Según declaraciones del fiscal Freddy Salinas, el sicario «entró al departamento incorrecto y no dañó a la persona presente». Los tres disparos realizados fallaron debido a problemas con su arma desarmándose parcialmente en el apartamento objetivo. Posteriormente escapó en un automóvil manejado por el hijo del objetivo original.

Las investigaciones policiales utilizaron imágenes captadas por cámaras de seguridad para identificar la patente del automóvil utilizado en el crimen, que estaba registrado a nombre del hijo único de una residente del condominio. El hijo inicialmente afirmó que solo realizaba un viaje en Uber, pero finalmente admitió su contratación del sicario argumentando que solo buscaba asustar a su madre. Sin embargo, la investigación demostró que su verdadero motivo era apropiarse de las propiedades de su madre.

A través del rastreo de llamadas telefónicas, la SIP logró identificar y ubicar a una mujer de 35 años como intermediaria entre el hijo y el sicario. En un allanamiento posterior realizado en su hogar, se encontraron drogas, armamento casero y municiones. Aunque fue detenida por estos hallazgos, no se le atribuyó directamente participación en el crimen.

Durante el traslado policial de la mujer implicada, un hombre se presentó como pareja de ella y resultó ser el propio sicario contratado por el hijo víctima. Fue detenido debido a una orden pendiente por receptación.

Tanto los registros telefónicos como otros elementos permitieron considerar al hombre contratante del sicario como sospechoso principal y responsable principal del intento de homicidio frustrado contra su madre. Por ello, permanece en prisión preventiva para salvaguardar la seguridad pública.

El sicario también ha sido formalizado por intento de homicidio calificado y lesiones graves, encontrándose igualmente bajo prisión preventiva. La mujer involucrada enfrenta cargos como cómplice pero está sometida a otras medidas cautelares distintas al encarcelamiento.

La investigación continúa avanzando incluso cinco meses después del crimen, y hasta el momento ha llevado a la detención de dos personas (el hombre que contrató al sicario y el mismo sicario) y a la imposición de medidas cautelares a una tercera persona (la mujer intermediaria). El caso sigue activo mientras se sustancia la formalización por homicidio calificado en grado de frustración contra el autor intelectual del crimen.